Cabe recordar que según la FAO, América del Sur posee más del 40 por ciento de la biodiversidad de la Tierra y más de la cuarta parte de los bosques, además el 77% de sus comunidades viven cerca de los bosques, colectan o consumen productos provenientes de ellos, incluyendo plantas, animales silvestres e insectos, claves para su alimentación.
Además de las 6.000 especies de plantas cultivadas destinadas a la alimentación, que se reportan a nivel global, 9 representan el 66% de la producción de cultivos total. América Latina y el Caribe albergan la mayor base de recursos genéticos para algunas especies cultivadas y consumidas en todo el mundo, como maíz, papa, yuca, camote, tomate, frijol, maní y calabaza.
En sus palabras de apertura, el comisionado de CONANP, Roberto Aviña, recordó que “Las áreas naturales protegidas están siendo un referente cada vez más importante para reencontrar formas de alimentación más sana e instaurar políticas de desarrollo orientadas hacia el bienestar”. Por su parte Ana Julia Gómez, coordinadora del comité de la celebración del Día de las Áreas Protegidas en América Latina y el Caribe invitó a los participantes “A nutrir nuestras almas, nuestros territorios y nuestros corazones”.
Para terminar las palabras de apertura Pieter Van Lierop, oficial forestal de la FAO para América Latina, hizo énfasis en que ”Un área protegida no se limita a aquella formalmente reconocidas para su conservación, sino que incluye todos los espacios apreciados por su valor natural y cultural”.
El conversatorio, que fue moderado por Fabian Ardila Pinto, cocinero y antropólogo; contó con la participación de dos expertas en cocina tradicional Latinoamericana: Abigail Mendoza, cocinera tradicional y representante de la cultura culinaria de México y Magda Choque Vilca, ingeniera agrónoma argentina, conocida como “la reina de las papas andinas” por su trabajo para preservar los cultivos nativos americanos del norte argentino.
Según Abigail el papel de las cocineras tradicionales en la conservación radica en que “Hay que ofrecer tu cocina, lo que tú sabes hacer, lo de tu pueblo, lo de tu casa, de tu familia, para que las nuevas generaciones vayan conociendo, se familiaricen y aprecien lo que su tierra tiene para ofrecer”. Magda, agregó además que “La cocina que se enseña en las escuelas, no es nuestra cocina. Es una cocina diferente, ni mejor ni peor, pero no es la nuestra. No hay una internalización de lo que es realmente una cocinera tradicional”.
Para ambas el papel de la cocina en la biodiversidad debe partir del rescate de las tradiciones y el reconocimiento del papel de las cocineras en sus comunidades. Abigail hizo una invitación especial para las nuevas generaciones “ Si quieren conocer un poquito más de lo que somos, de dónde venimos, y hasta dónde nos hemos dejado influenciar, deben vivir y aprender de la riqueza que nos da la tierra”. Por su parte, Magda recalcó que “La verdadera libertad la vamos a ejercer cuando seamos conscientes de lo que estamos poniendo en la mesa, cuando nadie elija por nosotros, cuando seamos conscientes de que detrás de cada producto hay un agricultor, una familia, un entorno. La verdadera soberanía alimentaria va más allá de ponerse alimento en la boca, es eso que nos han transmitido, que es identidad, que es autoestima, que es corazón”.
Los participantes también tuvieron la oportunidad de participar en un clase de cocina interactiva con el chef Oscar González, investigador de productos ancestrales y autóctonos colombianos. El chef compartió con los asistentes la receta de una Trilogía Latinoamericana: Una preparación de tostones de papa, yuca o plátano, acompañados de salpicón de pescado, guiso de berenjena y guiso de quinua.
Revive el conversatorio y la clase de cocina interactiva en: https://www.youtube.com/watch?v=S5bKYF20MfU&feature=youtu.be